domingo, 14 de diciembre de 2008

Cadáver Exquisito

Lúgubremente, sabía que había llegado el fin. Calvos, desdentados e indescifrables, los trazos del tiempo comenzaron a repetirse con un halo de consumación. Tuve miedo. Incluso los muros, exánimes e inexistentes, parecían amedrentados por aquel estertor que presagiaba la muerte.